La muerte=@



Soñaba con cosas extrañas tan reales que me hacían sentir feliz pero en otras ocasiones me daban bastante miedo.
Era una tarde de martes de un frío invierno. Estaba cabizbaja y la verdad no me explicaba porqué. En el aula era yo la más risueña, una bromista de profesión, pero ese día no tenía ganas de reír o bromear. Para mi compañeros lo que sucedía conmigo era muy extraño, pensaron que estaba enferma pero la verdad es que no lo estaba. Sentada en una esquina del aula era reprendida varias veces por los maestros que me pedían que prestara mayor atención.
Ese día era tan triste y nostálgico a la vez, llegaba a mi casa justo cuando el reloj de pared daba las 18:00 de esa fría tarde, preparé la merienda pero la verdad no tenía apetito, para no preocupar a mamá, merendé como era normal y luego fui a mi habitación para realizar la tarea. De repente sentí algo muy extraño como si alguien más estuviera en mi cuarto. Empecé a preocuparme, entonces el viento comenzó a soplar, silbando a mi alrededor, traté de no prestarle atención pero me era imposible, el miedo me circulaba por todo el cuerpo. Antes de dormir estuve pensando bastante hasta que ya no pude más y me quedé rendida. Unos minutos después escuché unos ruidos y desperté, en todo momento mantuve los ojos cerrados, el sudor recorría mi rostro como signo de pánico pero la curiosidad venció al miedo e hizo que abriera mis ojos. Acerqué mi mano al velador para encenderlo y sentí de nuevo esa extraña presencia. Mi corazón parecía un tambor, estaba congelada, la presencia avanzaba hacia mí, cada vez se hallaba más cerca y luego desapareció. A continuación escuché unos pasos sobre el tejado y luego un silencio, pasaron unos minutos después se abrió la puerta de mi habitación. Grité, sin embargo, supe que gritar sería en vano nadie me escucharía.
 Entonces lo vi, ahí estaba sentado en una silla, aún no distinguía su rostro, tenía una gran manta negra que le tapaba la cara además en su mano sostenía un palo cuya punta era muy afilada, el sujeto se levantó y empezó a caminar por la habitación, aparentemente yo no le importaba, por eso no me atacó. Daba la sensación de que se hallaba esperando a otra persona, a otra entidad.





Unos minutos después escuché que alguien subía por las escaleras, caminaba por el pasillo muy agitado. Entonces llegó a mi puerta llorando hablaba de su vida, se lamentaba. Abrió la puerta, el ente era de una estatura mediana, vestía de blanco de pelo castaño, llevaba un par de largas cadenas ajustadas a sus tobillos.

La otra entidad que estaba sentada en la habitación se dirigió hacia el otro y le dijo….
-Ven sígueme, tu turno ha llegado y este le respondió a gritos…
-¡No, no por favor aún me falta mucho!
-No, ya es tu hora.
Entonces la entidad vestida de negro pasó su mano derecha sobre la cabeza del que estaba vestido de blanco y pronunciando ciertas palabras cuyo origen desconozco, se evaporaron en el aire. Sin poder contenerme comencé a llorar y todavía hoy me pregunto si fue real o un sueño.

Araceli Anahí Ayala Quintana, nació en Luque el 25 de abril de 1995, tiene 17 años de edad. Estudia en el colegio Nacional Gral. José Elizardo Aquino, cursa el último año del Bachillerato Científico.
Hija del Señor Osvaldo Ayala Benega y la Señora Leónidas Asunción Quintana de Ayala. Tiene tres hermanas, Nora, Natalí y Diana.
Le encantan la lectura, narrar cuentos y poemas. Su mayor inspiración es Dios.

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